Patologías propias de la madera

La madera es un material orgánico que presenta una serie de características que resultan ventajosas en la construcción como son:

  1. Ligera y resistente
  2. Manejable
  3. Mecanizable
  4. Montajes rápidos en seco
  5. Buen comportamiento ante el fuego
  6. Durabilidad
  7. Bajo consumo energético en fabricación

A pesar de estas ventajosas propiedades, la madera es un material orgánico que se puede ver afectado si no se toman las medidas adecuadas de prevención por agentes climáticos, xilófagos y como derivado de estos pueden aparecer hongos y bacterias. Estos factores pueden condicionar su aspecto, durabilidad e incluso resistencia.

Agentes climáticos

La madera no tratada en contacto con el aire toma un color oscuro o grisáceo que se debe a la oxidación del carbono. Esta patología afecta en principio solamente al aspecto, empeorando su apariencia estética. Puede evitarse con un tratamiento previo de la madera como el autoclave o con la aplicación de distintos tintes y barnices.

Otro de los agentes que afecta estéticamente a la madera es el sol y el calor, haciendo que la madera se seque en exceso y se resquebraje o incluso se degrade superficialmente en lo que se denomina como proceso de meteorización. Al igual que la oxidación, se puede prevenir con los mismos métodos.

Sin duda, la humedad y el agua en general son los agentes que más afectan a la madera y que además pueden desencadenar otro tipo de patologías. El primer efecto que tiene el agua en la madera es la hinchazón y deformación de sus fibras, al expandirse puede agrietar el recubrimiento o pintura que llevara la madera, afectando además a su aspecto estético.

Agentes xilófagos

La madera y más concretamente su celulosa, es un material que atrae a diversos insectos que la utilizan para alimentarse y para depositar sus huevos. Estas larvas al nacer se alimentan de la propia madera horadando huecos y galerías que en casos extremos llegan a afectar a su integridad y resistencia.

Los insectos xilófagos más comunes son la carcoma (existen varios tipos, e incluso específicas que sólo atacan muebles), reloj de la muerte y termitas. Cada insecto tiene una forma de aparición que los identifica y que hace un poco más fácil su tratamiento, además suele ser visible en forma de túneles, pequeñas cavidades o por la aparición de aserrín o polvo de madera en la zona.

Hongos y bacterias

Los hongos son organismos vegetales que se reproducen por esporas, cuando éstas se depositan en la madera es necesario que existan unas condiciones de temperatura, aire y humedad superior al 20% para que se desarrollen y proliferen. Los hongos destruyen la lignina de la madera, que es la sustancia de unión interna de la misma, lo que provoca su desintegración y pérdida de masa y resistencia. La pérdida de masa además provocará que en la madera penetre la humedad y el agua generando los problemas anteriormente mencionados.

El hongo más común en la madera es el de la pudrición, que se agrupa en tres grandes tipos: pudrición parda, pudrición blanca y pudrición suave. De entre las tres, la pudrición parda es la más dañina y peligrosa de las tres, pues se presenta lejos del lugar de crecimiento del hongo y es más difícil erradicarlo. La pudrición blanca es la que más afecta a la composición de la madera, pudiendo a llegar a perder hasta el 97% de su peso. La pudrición suave es la más leve y sólo afecta externamente a la madera. Es necesario indicar que estos agentes pueden aparecer aislados o en combinación con otras patologías.

En cualquier caso y ante la aparición de patologías en la madera, sobre todo en aquella de carácter estructural, es fundamental contratar los servicios de un técnico que detecte la patología y pueda proponer la solución más eficaz para erradicarla. Como siempre y para cualquier tipo de patología, será fundamental una prevención para evitar que vuelvan a aparecer estos agentes degradantes y se den las condiciones necesarias que los desarrollen.